Blanqueo

Desde hace mucho años, se utiliza la Lejía para éste fin. Su capacidad para "blanquear" el algodón es bien conocida y apreciada por el consumidor y más actualmente que por el gasto energético y una mayor concienciación de los temas medioambientales, se suelen realizar las coladas a temperaturas más bajas, lo cual inexorablemente conlleva al deterioro de la blancura de los tejidos. El empleo de la lejía, se justifica plenamente, ya que es reactiva a bajas temperaturas (incluso en agua fría), contribuyendo al blanqueo óptimo de los tejidos, al mismo tiempo que a un ahorro global de la energía.

Además, otro problema adicional es la eliminación de los gérmenes, que a temperaturas de lavado habitualmente bajas no se produce, pero si utilizando lejía.

El mecanismo de actuación por el cual blanquea, está basado en su propiedad de fuerte oxidante, de manera que rompe las moléculas coloreadas de los pigmentos responsables de las manchas.

Hay una gran variedad de usos, dependiendo de la localización geográfica, se utiliza mayoritariamente con algodón blanco o de colores suaves, o con tejidos de poliéster, no siendo adecuada para fibras sintéticas como el nylon, seda o lana.

Su uso primordial se centra en la eliminación de manchas recalcitrantes que el detergente sólo no puede eliminar y para ropas que se deseen además desinfectar, como toallas, trapos de cocina, baberos interior o artículos en general muy sucios.

El uso continuo del detergente sólo en la ropa blanca, conduce a un tono grisáceo gradual, haciendo que los tejidos aparezcan tristes, gastados y prematuramente envejecidos. La lejía es muy eficiente a la hora de quitar ese tono grisáceo.

El efecto combinado de blanqueo y desinfección de la lejía, hacen que sea un agente muy eficaz a la hora de quitar los olores, eliminando tanto el olor de los residuos de comida y los olores ofensivos producidos cuando los microorganismos descomponen trazas de material orgánico.

Muchos detergentes -incluídos los que contienen alternativas al blanqueador,- tales como el perborato y el percarbonato con activadores tienen que utilizarse a 50-60 ºC para conseguir una buena eficacia. La lejía permite a los consumidores, lavar la colada a temperaturas más bajas ahorrando energía, lo que beneficia al consumidor a corto plazo y al medio ambiente a largo plazo.