Desodorización

Menos conocido, pero no por ello menos importante, es la propiedad desodorizante que presenta la lejía.

Gracias a su principio activo el hipoclorito sódico, que por sus características oxidantes combate los olores por dos razones, en primer lugar por su acción letal para las bacterias productoras de las sustancias malolientes y en segundo lugar por su acción de oxidante energético, que destruye las propias moléculas generadas por las bacterias.

Las sustancias desagradables para el olfato son moléculas volátiles bien de naturaleza orgánica o inorgánica. Estas moléculas son generadas por la actividad bioquímica o biológica de microorganismos responsables de la reducción de sulfatos a sulfuros, tales como el vibrio desulfuricante, el spiro desulfuricante y el microspira aestaurii, que pueden habitar en lugares tales como los cubos de basura, baños, paños de limpieza, ropa sucia...

La formación de estas sustancias obedece a tres factores: la concentración de bacterias, la temperatura y pH. Con el empleo de la Lejía se eliminan la población de bacterias, se oxidan las moléculas y se consigue la desodorización.